*Recomiendo leer esto escuchando la canción "Non regrette rien" de Edith Piaf.
*Basado en hechos reales.
Suspiro, coloco mis audÃfonos y le doy a play. Esa canción de Edith Piaf "non regrette rien" es mi pan de cada dÃa. Salgo y me paro en la esquinita a coger mi transporte.
Desde que pongo un pie en esa guagua, desconchabada, torcida, que hace fuerza para hechar pa' lante, a las ocho de la mañana me siento irritado, incómodo, no se puede ir ma' apretao'. Entro como puedo para llegar al medio y me quedo ahà quietesito, viendo el panorama.
La mujer al frente de mi, con el seno afuera trata de amamantar el niño que grita como si lo estuvieran matando, la muchacha al lado de ella, va tratando de leer un folleto de matemáticas, mientras se tapa el oÃdo izquierdo.
En el asiento que sigue, un señor viejo que habla de polÃtica le está dando un sermón a la señora cristiana que está regando tratados. Uno discute y la otra ora. La guagua frena de repente, el taponazo en la 27, no es chiquito.
Se bajan algunos y suben otros, y ahà fue cuando entraron esos muchachos con un machetico cómodo, para arriba de mÃ. Me querÃa morir, el cobrador me ordena "que me eche pa' atra'" que vienen más gente, me tapo mi nariz y trato de salir de ahÃ, cuando consigo estar más o menos en el frente en un asiento, escucho al chofer maldecir a toito los motoristas y carros que no lo dejan meterse a la vÃa opuesta.
Yo miro mi reloj, y veo que son las 7:30 AM y aún a mitad de camino. Levanto mi cabeza, y sube una embarazada, le doy mi lugar, y me paro al lado de una universitaria que chismea con la otra sobre el novio y los cuernos que le pegó. Me quito el audÃfonos derecho para escuchar al cobrador decir que nos vamos a desviar.
Sube el dulcero, vociandome en el oÃdo "chocolate de chocolate, a $10, chocolate de vainilla chiquito, a $5, chocolate de fresa grande a $10".
Yo estoy muy harto, cansao' del abuso, pero tengo que llegar. Hace un caloraso, y siento mi camisa mojada en lo' sobaco. De repente el chofer acelera, y acelera, y va tan rápido que no me escucho cuando le dije "DÉJAME", da un tremendo frenazo, me deja botao, y yo con un pique del demonio nada más digo, "jodia guagua, coño".